miércoles, 8 de junio de 2011

Toledo llega al ocaso


Nunca he hablado de este Toledo vespertino. En los días ya cálidos de este Junio he empezado a salir a pasear por la carretera del Valle, llamada así porque nos encamina a la Ermita de la Virgen del mismo nombre desde donde se puede admirar ese Toledo tenebroso que el Greco plasmó en sus pinturas.

Puente de Alcántara y Alcázar
 
 Cuando el sol se pone y te va dando en la cara percibes el frescor del río Tajo, que como corona de agua, rodea esta ciudad que surge en los peñascos. Hacia el sur, el cerro del Bu recoge la Academia Militar; sin bajar el ritmo del buen caminante, me fijo en los turistas que aparcan sus coches en los distintos miradores, quedando asombrados por la vista que tienen ante sí. Las cúspides del Alcázar, hoy Biblioteca de Castilla-La Mancha, brillan como si fueran de charol y cortan esas nubes de atardecer.

Ermita de la Virgen del Valle, al fondo la Academia Militar

Frente a la Ermita de la Virgen del Valle, en la orilla opuesta del río, veo La Casa del Diamantista, así llamada porque en ella vivió José Navarro orfebre de la reina Isabel II, a quién le hizo su  primera corona. Esta casa se encuentra en la misma orilla y sorprende su gran terraza circular.

Casa del Diamantista

Veo como la balsa cruza el río y lleva a los paseantes a la otra orilla, para continuar su camino en el otro lado del "espejo".
El río Tajo desde el mirador del Valle


En la noche podemos ver el río gracias a la iluminación que jalona su curso y que hace que, incluso en noches oscuras, podamos ver el agua de este Tajo, tan deseado por muchos como abastecedor de agua.


Comienzan a aparecer las primeras luces en la Catedral, en las sinagogas y en el Alcázar, parece un cuadro que inicie un pintor vacilante en su trazo, pero a la vez rápido en la terminación de su obra. 

Catedral iluminada

El cuadro se terminó, las nubes dejan de verse y el esplendor del atardecer deja paso a esa ciudad iluminada que parece una postal.
Las calles, con sus faroles, limitan los barrios, Vega Baja, San Pedro el Verde y Circo Romano, Zona de Cigarrales y Cerro de los Palos… que nos transportan a los días donde sus paseantes pertenecían a las tres culturas: judía, cristiana y musulmana.
Vuelvo a casa y…cuando tenga que marcharme nunca podré olvidar mi TOLEDO.

Catedral y Alcázar iluminados

3 comentarios:

  1. Hay ocasos repletos de belleza y es éste tu caso, Toledo, cuna de culturas. Gracias por llevarnos por una ruta que nos ha proporcionado tantas satisfacciones. Carmine.

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  2. Muchas sensaciones se han ido sucediendo en este viaje y hoy por fin se ha dado un encuentro que ha completado nuestro objetivo.
    Las tres culturas han estado en nuestro trabajo como si impregnaran todo aquello que hacíamos, pensábamos, meditabamos o era motivo de preocupación.
    Karen ha llegado a nosotros desde Estambul y ha dejado un manto de cultura sefardí que nunca olvidaremos y bajo ese nombre que encerraba tanto interés y misterio la compañía de Maria y Graciela han venido a señalar que todo tiene un destino y que se llega con interés, respeto y amistad...sobre todo amistad.
    Ese Toledo que nos presentas es especial, porque tu mirada y tu sentimiento están mezclando las tres culturas que nos han alcanzado en lo más profundo del alma con esta ciudad.
    Un abrazo sincero y lleno de admiración, amiga Karen.

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  3. Llegar al destino proporciona satisfacción; cuando se unen sentimientos, anhelos y esperanzas, ésta es aún mayor. El día de ayer fue enriquecedor y culmina, como decís, el trabajo realizado con ilusión y amistad. Gracias a todos los que nos han mostrado su cariño.

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